Zona Central
Por Julio Alvarez Sebastián
Está desarrollándose la etapa departamental de la Copa Perú, y los equipos trujillanos Sport Vallejo y Carlos Tenaud caminan firme en sus aspiraciones de seguir avanzando en la Copa Perú. Allí también está Mannucci otra vez dando pelea, en el debut goleó por 6 a 2 al Magaru de Ascope. Aún cuando el aficionado sabe que el equipo está lejos de ser el que alimente el sueño del ansiado retorno.
El equipo se ha armado esta temporada con el inexorable reloj del tiempo sonándole en los oídos antes del inicio de la competencia. Ante este desolador panorama, es apludible como esa sufrida hinchada, la que siempre pone el pecho en los momentos más difíciles, la que sigue fiel con su conmovedor apoyo. La incondicional barra siempre se hace presente con sus cánticos y banderolas apoyando al equipo, incluso este año, desde los entrenamientos le está metiendo presión al grupo. Eso es digno de resaltar.
Hablar de planificación en Mannucci simplemente es arar en el mar, dar una patada al vacío, o cruzar a ciegas una calle repleta de autos en veloz carrera. La planificación es una palabra ausente en el diccionario mannuccista, da la impresión que Mannucci perdió el tren de la historia. En el fútbol actual ya no se gana con el peso de la camiseta, sino con una adecuada planificación, preparación y estrategia. En el fútbol moderno ya no hay lugar para la improvisación. Y eso parece que los dirigentes carlistas no quieren entender.
A pesar que nuestra ciudad cuenta con un representante en el fútbol profesional como es la Universidad César Vallejo, próximo a debutar en la Copa Sudamericana y que por cierto cuenta con un creciente respaldo en la tribuna; a estas alturas nadie puede negar que Mannucci es el equipo más querido por el aficionado trujillano, es el cuadro que está latente en el sentimiento de la hinchada, pero dirigencialmente camina por la vereda del desgano, la improvisación y la apatía, totalmente opuesto al respaldo mayoritario de la afición;
Es lamentable la ineludible costumbre de los dirigentes mannuccista, siempre esperando la hora undécima para conformar el equipo; parchando acá, remendando más allá o zurciendo por aquí. Es una pena, pero así se maneja el equipo más popular de Trujillo, como diría nuestro colega Oswaldo Rivasplata una especie de armar un equipo para participar en una pollada y no con el reto de retornar a la máxima categoría del fútbol peruano. Hasta cuando la palabra planificación estará ausente del diccionario carlista. Y luego maquillar los errores culpando a cualquiera, cuando ellos hicieron poco para hacerse fuertes y competitivos.
El equipo se ha armado esta temporada con el inexorable reloj del tiempo sonándole en los oídos antes del inicio de la competencia. Ante este desolador panorama, es apludible como esa sufrida hinchada, la que siempre pone el pecho en los momentos más difíciles, la que sigue fiel con su conmovedor apoyo. La incondicional barra siempre se hace presente con sus cánticos y banderolas apoyando al equipo, incluso este año, desde los entrenamientos le está metiendo presión al grupo. Eso es digno de resaltar.
Hablar de planificación en Mannucci simplemente es arar en el mar, dar una patada al vacío, o cruzar a ciegas una calle repleta de autos en veloz carrera. La planificación es una palabra ausente en el diccionario mannuccista, da la impresión que Mannucci perdió el tren de la historia. En el fútbol actual ya no se gana con el peso de la camiseta, sino con una adecuada planificación, preparación y estrategia. En el fútbol moderno ya no hay lugar para la improvisación. Y eso parece que los dirigentes carlistas no quieren entender.
A pesar que nuestra ciudad cuenta con un representante en el fútbol profesional como es la Universidad César Vallejo, próximo a debutar en la Copa Sudamericana y que por cierto cuenta con un creciente respaldo en la tribuna; a estas alturas nadie puede negar que Mannucci es el equipo más querido por el aficionado trujillano, es el cuadro que está latente en el sentimiento de la hinchada, pero dirigencialmente camina por la vereda del desgano, la improvisación y la apatía, totalmente opuesto al respaldo mayoritario de la afición;
Es lamentable la ineludible costumbre de los dirigentes mannuccista, siempre esperando la hora undécima para conformar el equipo; parchando acá, remendando más allá o zurciendo por aquí. Es una pena, pero así se maneja el equipo más popular de Trujillo, como diría nuestro colega Oswaldo Rivasplata una especie de armar un equipo para participar en una pollada y no con el reto de retornar a la máxima categoría del fútbol peruano. Hasta cuando la palabra planificación estará ausente del diccionario carlista. Y luego maquillar los errores culpando a cualquiera, cuando ellos hicieron poco para hacerse fuertes y competitivos.
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