Por Julio Alvarez Sebastián
Setiembre del 39
En la madrugada del 1 de setiembre de 1939, las tropas alemanas comandadas por Adolfo Hitler invadieron Polonia marcando el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Un hecho histórico que marcó un antes y un después en el devenir de la historia de la humanidad.
Todo el mundo de una manera u otra se vio involucrado en esta nefasta guerra. El fútbol no fue la excepción, tuvo un prolongado paréntesis, los mundiales de fútbol de 1942 y 1946 se suspendieron; baste recordar que aproximadamente veinte mil jóvenes brasileros, dejaron de correr tras un balón, cruzaron el Atlántico para combatir en esta absurda guerra.
El tiempo, ese eterno pasajero, cicatrizó las heridas. Ahora Polonia extiende su mano para reforzar la selección de fútbol alemana: Miroslaw Klose y Lucas Podolsky, con irrefutables raíces polacas, constituyen el potencial ofensivo y se encargan de renovar el grito de gol de los germanos.
Los tiempos han cambiado, en Polonia donde comenzó la guerra, años más tarde surgiría un mensaje de Paz con Juan Pablo II, acaso el Papa más querido, que dejó la posta, por coincidencia, al alemán Joseph Ratzinger.
En Alemania, donde nuestros futbolistas, supuestamente, fueron vapuleados, en las Olimpiadas de Berlín 36, en donde se dieron los primeros atisbos de guerra; ahora muchos hinchas alemanes, manifiestan su alegría cada fin de semana con los goles de Claudio Pizarro, Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. Son Otros tiempos. Es el Fútbol que rompe barreras y construye puentes a pesar de muchos inescrupulosos que siempre existen en el negocio. Que la estupidez de la guerra nunca detenga, otra vez, el rodar del balón.
En la madrugada del 1 de setiembre de 1939, las tropas alemanas comandadas por Adolfo Hitler invadieron Polonia marcando el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Un hecho histórico que marcó un antes y un después en el devenir de la historia de la humanidad.
Todo el mundo de una manera u otra se vio involucrado en esta nefasta guerra. El fútbol no fue la excepción, tuvo un prolongado paréntesis, los mundiales de fútbol de 1942 y 1946 se suspendieron; baste recordar que aproximadamente veinte mil jóvenes brasileros, dejaron de correr tras un balón, cruzaron el Atlántico para combatir en esta absurda guerra.
El tiempo, ese eterno pasajero, cicatrizó las heridas. Ahora Polonia extiende su mano para reforzar la selección de fútbol alemana: Miroslaw Klose y Lucas Podolsky, con irrefutables raíces polacas, constituyen el potencial ofensivo y se encargan de renovar el grito de gol de los germanos.
Los tiempos han cambiado, en Polonia donde comenzó la guerra, años más tarde surgiría un mensaje de Paz con Juan Pablo II, acaso el Papa más querido, que dejó la posta, por coincidencia, al alemán Joseph Ratzinger.
En Alemania, donde nuestros futbolistas, supuestamente, fueron vapuleados, en las Olimpiadas de Berlín 36, en donde se dieron los primeros atisbos de guerra; ahora muchos hinchas alemanes, manifiestan su alegría cada fin de semana con los goles de Claudio Pizarro, Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. Son Otros tiempos. Es el Fútbol que rompe barreras y construye puentes a pesar de muchos inescrupulosos que siempre existen en el negocio. Que la estupidez de la guerra nunca detenga, otra vez, el rodar del balón.
Publicado en Sem. La Voz de la Calle - Edición Nº 125 - Set 2009
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