Por Julio Alvarez Sebastián
Salvador Cabañas en el partido más difícil de su vida
El goleador paraguayo Salvador Cabañas recibió un balazo en la cabeza. Y todos de alguna manera sentimos el dolor del delantero de la selección Paraguaya. Esta penosa situación por la que atraviesa el atacante guaraní es una lección de vida para todos, para los que aman el fútbol, para los que apuestan siempre, por encima de todo, por la vida, al margen de cualquier frontera, color o estupidez humana. Es difícil asimilar como alguien que regala alegría en un terreno de juego, es atacado de esa manera con una bala que de alguna manera nos ha herido a todos.
Cerca de mil aficionados del América, donde jugó Cabañas, llegaron hasta las puertas del Estadio Azteca en México a rogar por la salud de su goleador paraguayo. Los fanáticos se agolparon alrededor de varios altares que fueron colocados con velas, camisetas del equipo y mensajes de apoyo para Cabañas.
En Asunción, más de 10 mil hinchas llegaron al Estadio Defensores del Chaco con camisetas de su selección, banderas, velas y pancartas con fotografías del jugador. El sacerdote católico Ramón Mongelós, de pie en medio de la cancha, soportando una temperatura ambiente de 34 grados, comenzó a orar y fueron llegando miles de aficionados para acompañarlo.
El padre del futbolista Dionisio Cabañas, sólo pidió que su hijo viva, su madre Bacilia Ortega de Cabañas, pidió orar por la salud de su hijo. “Te pido que luches con todas tus fuerzas. Se puede y existen los milagros. Lo vas a conseguir. Lucha, lucha y no bajes los brazos. Espero que pronto podamos charlar y recordar estos hechos como pruebas que nos puso la vida. Un gran abrazo y toda la fuerza del mundo", le dijo en una sentida carta el ex jugador argentino, Fernando Cáceres, quien en noviembre pasado, tuvo un ataque similar, perdió su ojo derecho y sufrió una fractura en la base del cráneo y que en las últimas semanas ha progresado en su rehabilitación. Las muestras de pesar se multiplican, la violencia no puede detener nunca el rodar del balón. Siempre existirá una forma de sortear la estupidez humana.
El goleador paraguayo Salvador Cabañas recibió un balazo en la cabeza. Y todos de alguna manera sentimos el dolor del delantero de la selección Paraguaya. Esta penosa situación por la que atraviesa el atacante guaraní es una lección de vida para todos, para los que aman el fútbol, para los que apuestan siempre, por encima de todo, por la vida, al margen de cualquier frontera, color o estupidez humana. Es difícil asimilar como alguien que regala alegría en un terreno de juego, es atacado de esa manera con una bala que de alguna manera nos ha herido a todos.
Cerca de mil aficionados del América, donde jugó Cabañas, llegaron hasta las puertas del Estadio Azteca en México a rogar por la salud de su goleador paraguayo. Los fanáticos se agolparon alrededor de varios altares que fueron colocados con velas, camisetas del equipo y mensajes de apoyo para Cabañas.
En Asunción, más de 10 mil hinchas llegaron al Estadio Defensores del Chaco con camisetas de su selección, banderas, velas y pancartas con fotografías del jugador. El sacerdote católico Ramón Mongelós, de pie en medio de la cancha, soportando una temperatura ambiente de 34 grados, comenzó a orar y fueron llegando miles de aficionados para acompañarlo.
El padre del futbolista Dionisio Cabañas, sólo pidió que su hijo viva, su madre Bacilia Ortega de Cabañas, pidió orar por la salud de su hijo. “Te pido que luches con todas tus fuerzas. Se puede y existen los milagros. Lo vas a conseguir. Lucha, lucha y no bajes los brazos. Espero que pronto podamos charlar y recordar estos hechos como pruebas que nos puso la vida. Un gran abrazo y toda la fuerza del mundo", le dijo en una sentida carta el ex jugador argentino, Fernando Cáceres, quien en noviembre pasado, tuvo un ataque similar, perdió su ojo derecho y sufrió una fractura en la base del cráneo y que en las últimas semanas ha progresado en su rehabilitación. Las muestras de pesar se multiplican, la violencia no puede detener nunca el rodar del balón. Siempre existirá una forma de sortear la estupidez humana.
Public. en Seman. La Voz de la Calle - Edic. 139 - Febrero 2010
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